El diluvio amarillo de Miralcamp
- Efrén Moreno Balaguer
- 11 may 2022
- 3 Min. de lectura
Más de 2000 groguets recibieron al bus del Villarreal CF bajo la lluvia en la previa del partido histórico frente al Liverpool

Recibimiento de la afición del Villarreal CF en Miralcamp. Fuente: Villarreal CF
El reloj marcaba las 5 de la tarde en Vila-real. La ciudad solo tenía en la cabeza una cosa: la vuelta de las semifinales de la Champions frente al Liverpool, un partido histórico para una ciudad de pocos más de 50.000 habitantes. Pero, antes, tocaba llevar en volandas al equipo.
No había una sola persona en toda Vila-real que no llevara alguna prenda de amarillo. Todos caminaban hacia una dirección: Miralcamp. Villarreal Fanatics, la peña de animación amarilla había organizado el recibimiento al autobús del equipo donde lo solía hacer, allí, en Miralcamp, en las puertas de la ciudad deportiva amarilla a las 17:30. Pero, cuando lo organizaron, no contaban con un factor: la lluvia.

Miralcamp bajo la lluvia. Fuente: Villarreal Fanatics
Un diluvio que arrancaba el día anterior y que parecía que no tenía fin. Aunque digan que el agua moja, a los aficionados amarillos poco les importaba. La lluvia no cesaba, igual que los cánticos de apoyo al Villarreal. Ni un diluvio en la previa iba a acabar con la il.lusió de tot un poble.
A las 18 en punto no cabía un alma en Miralcamp. La calle principal, rebosaba de gente. Bufanda en alto y a dejarse la voz. A capela se cantaron decenas de cánticos, pero hubo uno que destacó por encima del resto:
Villarreal alé…
equipo de mis amores…
hasta el final yo lucharé…
defendiendo tus colores…
oooo oooo oooo oooo
La euforia se había apoderado de Miralcamp y de todos los allí presentes. No había un respiro. Nadie quería parar de gritar por el equipo de su pueblo. Bufanda en mano y a volver a cantar. El problema llegó cuando algunos aficionados, en lugar de levantar la bufanda, decidían levantar las bengalas y botes de humo para que aquello tuviera más color. Ahí entraron en acción los únicos que no estaban invitados a la fiesta: la Policía Nacional. El partido había sido declarado de alto riesgo unos días antes, pero solo los aficionados amarillos parecían sufrir las consecuencias.

Aficionados amarillos levantan sus bufandas al cielo de Vila-real. Fuente: Villarreal CF
El trato a los aficionados no fue el adecuado. El hecho de sacar la porra a las primeras de cambio no es bien recibido nunca, y menos en una fiesta en la que no estás invitado. Así se lo hicieron saber los aficionados. Se escuchaban cánticos de: “policía migoueta”. Y, al finalizar el recibimiento, los aficionados amarillos coincidían en una reflexión: “nos han intentado arruinar nuestra fiesta, pero no lo han conseguido”.
Y es que ni la policía ni la lluvia pudo con los ánimos de los allí presentes. Continuaron animando hasta que, a las 19:25 horas, el tan esperado bus amarillo pasaba por Miralcamp escoltado por la policía con destino al Estadio de la Cerámica. Ahí se desató la locura. Las bufandas amarillas ondeaban a los cuatro vientos el cielo lluvioso de Vila-real.
El bus ya avanzaba con destino La Cerámica, pero el recibimiento no había llegado a su fin todavía. Gran parte de los allí presentes, con la pancarta principal de Villarreal Fanatics al frente, comenzaron la marcha a pie hasta el estadio. Por el camino, continuaban los cánticos, petardos y más humo. Hasta se encontraron con un cacheo inusual de la policía a mitad del recorrido. Con la llegada al estadio, el recibimiento se daba por concluido. Ya no llovía y solo quedaba una cosa: disfrutar de un partido para la historia.
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