Tornarem, València
- Sergio Roig Ferrandis
- 10 may 2022
- 2 Min. de lectura
Editorial

La afición valencianista celebra el pase a la final en la Av. Suecia. Fuente: Canal7Televalencia
Pasaban dos minutos del tiempo reglamentario y le cayó el balón al pie derecho de uno de los capitanes, Carlos Soler. Toda la grada de ese fondo norte se quedó en un suspiro esperando a que el esférico sobrepasara la línea de gol e impactara con el fondo de las mallas, pero, desgraciadamente, no fue así. Llegó el tiempo de prórroga y tampoco hubo goles. Nos íbamos a los penaltis. Nadie se lo quería creer, pero así estaba destinado. Seguramente, sea la forma más cruel de decidir un campeón de Copa del Rey sabiendo todo lo que ello supone. La lotería del punto de los once metros para hacer historia.
En el mundo del fútbol hay dos caras muy diferenciadas de cuando ganas a cuando pierdes, como en cualquier aspecto de la vida. Quizá, si le preguntásemos a Yunus Musah si volvería a presentarse como lanzador nos dijera que sí o que no. Lo que está claro es que no siempre se gana. Esta vez, tocó perder.
Sin embargo, el valencianismo ganó y lo hizo porque está más vivo que nunca. Más de 50.000 aficionados se desplazaron hasta la ciudad de Sevilla para disfrutar de su equipo, de la gente y del buen ambiente. Daba igual si tenían o no entrada, porque hasta allí se fueron para vivir todo lo que supone disputarse un título. En este aguacero de despropósitos sociales y deportivos, los aficionados tuvieron una tregua de dos días para disfrutar, por fin, de fútbol.
Es noticia que, en la ciudad del Turia, se hable de fútbol en estos últimos años. Unos años en los que las tropelías, la autodestrucción y el disturbio social ha estado más presente que el propio fútbol en un club de fútbol. Raro, ¿verdad? Y es que, ser del Valencia CF es muy difícil, pero a la vez, muy bonito.
Y una vez más, los valencianistas le dieron una lección, tanto fuera como dentro del Estadio de la Cartuja, a sus máximos dirigentes. Les demostraron lo que significa el valencianismo a personas que actúan como si el Valencia CF fuese un juguete personal y no un club centenario.
Tornarem, València.
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